Para cualquier empresa, gestionar correctamente los contratos laborales —ya sean temporales o indefinidos— no es sólo una cuestión de cumplimiento normativo: es una pieza clave de su estrategia de talento, costes, riesgo laboral y reputación. Si estás evaluando cambiar de asesoría laboral o de seguridad social porque tu actual proveedor no aporta el valor que necesitas, este artículo te ayudará a enfocar qué deberías exigir (y qué debe vigilar la empresa) respecto a estas dos modalidades contractuales.
¿Por qué es relevante para la empresa distinguir entre contrato temporal e indefinido?
Cuando una empresa contrata, la elección entre un contrato indefinido y uno temporal tiene implicaciones que van más allá del plazo: afecta costes operativos, flexibilidad, riesgo de reclamaciones, indemnizaciones, imagen ante plantilla y regulación aplicable.
Por ejemplo, muchas empresas operan en sectores con picos de actividad o alta rotación, lo que hace del contrato temporal una modalidad natural, pero también genera interrogantes sobre si se está cumpliendo correctamente la causa de temporalidad o si existe riesgo de que el contrato sea declarado indefinido por uso fraudulento.
Por otro lado, optar por contratos indefinidos cuando es viable permite fidelizar talento, reducir costes de relevo y mejora la percepción interna, pero exige mayor compromiso y capacidad de planificación por parte de la empresa.
Ventajas del contrato indefinido para la empresa
- Mejora de la retención del talento: los trabajadores con contrato indefinido tienden a tener mayor estabilidad y compromiso.
- Menor coste de rotación y relevo: una vez contratado, se reduce la necesidad de sustituir con frecuencia.
- Imagen corporativa: ofrecer contratos indefinidos puede mejorar la marca empleadora, lo que es ventaja en entornos competitivos.
- Reducción del riesgo de reclamaciones si la relación laboral está bien gestionada.
Desventajas del contrato indefinido
- Menor flexibilidad para adaptarse a variaciones de actividad o picos estacionales.
- Costes de despido o indemnización mayores en caso de extinción improcedente.
- Exige mayor planificación en políticas de recursos humanos, formación, desarrollo, etc.
Ventajas del contrato temporal para la empresa
- Flexibilidad para adaptar plantilla a fluctuaciones de negocio, campañas o proyectos puntuales.
- Menor compromiso a largo plazo, lo que puede facilitar contratar en entornos de incertidumbre.
- Posibilidad de “periodo de prueba ampliado” (no técnico legalmente, pero en la práctica) para evaluar al trabajador.
Desventajas del contrato temporal
- Riesgo de que la causa de temporalidad no esté bien justificada, lo que puede derivar en reconocimiento de contrato indefinido o sanciones.
- Menor implicación del trabajador: puede afectar clima laboral, rendimiento, formación.
- Potencialmente mayor rotación, lo que implica costes de onboarding, formación, adaptación.
- Imagen de la empresa puede verse perjudicada si domina la temporalidad sin políticas claras.

¿Cuándo conviene uno u otro para tu empresa?
- Si tu actividad es esencialmente estable, con crecimiento previsible y quieres fidelizar talento clave, el contrato indefinido es la opción más estratégica.
- Si tu negocio tiene picos de actividad, proyectos de duración limitada, o quieres riesgos controlados, el contrato temporal puede tener sentido — siempre que la causa esté bien definida y el asesoramiento sea sólido.
- Si la asesoría que tienes actualmente no te está ayudando a optimizar la política contractual (por ejemplo, con alertas de vencimientos, conversión, causas de temporalidad, asesoramiento estratégico) es un buen momento para cambiar.
- Cambiar de asesoría puede aportar un nuevo enfoque, mejores herramientas de gestión, mayor cumplimiento normativo, y ahorro de costes de gestión.
Qué debe vigilar la empresa
Revisa los siguientes puntos clave:
- Justificación de la temporalidad: Si optas por contrato temporal, asegúrate de que existe causa legítima: obra/servicio, circunstancias de producción, sustitución, etc. Si no, el contrato puede considerarse indefinido.
- Duración, prórrogas y encadenamiento de contratos: La normativa establece límites a la duración y al uso repetido de temporales.
- Bonificaciones y ayudas para tu empresa: Las pymes y autónomos pueden obtener incentivos para contratación indefinida o para determinados trabajadores.
- Cláusulas del contrato, jornada y convenio: Aunque tu empresa sea pequeña, debes formalizar correctamente el contrato, indicar el convenio aplicable o, en su caso, funciones, salario, jornada.
- Seguimiento del trabajador y función: Aunque el contrato sea temporal, asegúrate de que el puesto está definido, que no se convierte en permanente sin cambiar a indefinido, lo que podría interpretarse como fraude.
- Indemnización y fin de contrato: Planifica con antelación qué pasará al finalizar el contrato o si se opta por indefinido.
- Transición de temporal a indefinido: Si un trabajador lleva más de unos determinados meses en temporal en determinados supuestos, puede adquirir la condición de indefinido.
- Implicación con la plantilla: En una empresa pequeña, cada empleado importa mucho. Valora no solo el coste sino la estabilidad, el clima laboral y la cultura que estás construyendo.
- Evaluación del negocio y de la función: Pregúntate: ¿este puesto es estructural para mi empresa? ¿Lo quiero para largo plazo? Si la respuesta es sí, el contrato indefinido puede tener sentido.
- Asesoramiento especializado: En un entorno normativo cambiante (con reformas laborales) y para pymes/autónomos resulta clave contar con asesoría que entienda tu realidad, te avise de plazos, riesgos y oportunidades
Para la empresa, la elección entre contrato temporal o indefinido no es únicamente cuestión de etiqueta legal, sino de estrategia de talento, gestión de costes y riesgo operativo.
En resumen
Elegir entre un contrato temporal y uno indefinido no es solo una decisión administrativa: es una decisión estratégica que afecta directamente al corazón de tu empresa —tu equipo humano— y, con ello, a tus resultados, tu cumplimiento normativo y tu reputación.
Una política contractual mal gestionada puede tener consecuencias costosas: sanciones, litigios, desmotivación del personal o pérdida de oportunidades. Pero con el asesoramiento adecuado, esa misma decisión puede convertirse en una ventaja competitiva.
¿Tu asesoría laboral actual te ayuda a tomar este tipo de decisiones estratégicas con seguridad y visión de futuro? Si no es así, quizá ha llegado el momento de cambiar.




